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¿Lo poemas son como las recetas?

Ando perdiendo el miedo a los poemas y queriendo entenderlos mejor. No sé si eso llegue a ser posible, tal vez hay poemas que están escritos para no ser comprendidos sino solo sentidos. Tras leer «Lector a domicilio» de Fabio Morábito, sin querer queriendo mi incursión en el mundo de los poemarios toma un curso menos intimidante y más interesante.

Creía que todos los poemas, por el sólo hecho de serlo, eran obras de arte y por lo tanto exquisitos todos sin excepción. Entiendo ahora que hay poemas bueno y malos, que la poesía me puede gustar mucho o dejar indiferente.

Eduardo, el lector a domicilio y protagonista de este libro me invita a llegar con él a una interesante reflexión: ¿los poemas son como las recetas?

«Son recetas de vida, digamos, y aunque no nos guste el platillo que describen, nos admira lo bien que lo describen. Todo el gusto de la poesía está en eso.»

O… Los poemas no son como las recetas…

«…porque las recetas sólo tenían sentido tomadas como un todo, al revés de los poemas, que podían leerse de manera fragmentaria, sin la obligación de terminarlos; uno podía deternerse a media lectura, fascinado por cuatro o cinco versos, y releerlos una infinidad de veces, olvidándose del poema… Una receta, en cambio, no puede truncarse a la mitad porque el platillo no sale o sale mal»

Mmmmmh, yo sí me he quedado prendada de un par de versos y los releo hasta olvidarme del resto. En cuánto a esta última idea, creo que una receta puede truncarse y modificarse, transformarse y hasta mejorarse. Pero, ¿un poema?

«Los poemas son un todo, como las recetas de cocina; no se vale decirlos a medias o recitar un par de versos, hay que tomárselos en serio como el poeta que los escribió y que luchó hasta la última línea antes de darlos por terminados.»

¡Rayos! La única conclusión a la que llego es que tal vez leo y cocino muy parecido. Como solo yo quiero.

Y ustedes… ¿qué piensan?

EL CUENTO DE LA CRIADA (reseña)

El mes anterior leí » El cuento de la Criada» de la escritora canadiense Margaret Atwood y, admirada por los temas tan trascendentales que aborda habiéndose publicado en 1985, me dejó reflexionando: ¿hemos avanzado lo suficiente como sociedad o estamos encaminándonos a una distopía?

Margaret vivía en Alemania Occidental cuando escribía esta novela en 1984, aún faltarían 4 años para que se derribara el muro de Berlín. Esto influyó directamente en la escritora que a diario experimentaba la cautela, los silencios y cambios de temas; la forma de transmitir información de manera indirecta y la sensasión de sentirse vigilados.

En la novela, la población humana se está reduciendo y la infertilidad es motivo de alarma. Se establece un régimen teocrático, cada persona de acuerdo a género y status social tienen una función. Se suprimen la libertad de prensa y los derechos de las mujeres. Las hembras fértiles son llamadas Criadas y son tratadas como objeto y su única función es dar a luz.

Una de estas Criadas es nuestra protagonista (Defred) y gracias a sus memorias empezamos a darle forma a la indeseable sociedad de la República de Gilead en la que ahora vive. Como si ella escribiera en su diario; sin pies ni cabeza, entrelazando historias cortas, pensamientos y hechos reales pasados y presentes, se tratan escondidos entre las palabras temas como: religión, libertad, derechos humanos y principalmente el trato a la mujer.

Por este último tema, podría considerarse una novela feminista, a lo que la autora responde: «si quiere decir una novela en la que las mujeres son seres humanos – con toda variedad de personalidades y comportamientos – y además son interesantes e importantes y lo que les ocurre es crucial para … la trama del libro… Entonces sí.»

Quedé tan impresionada y el final redondea tan bien la novela que me sigo cuestionando si este «feminismo» que estamos viviendo y violencia a la mujer ya ocurrió o lo estamos haciendo cíclico. Los testamentos (2019) es la segunda parte de este libro y ya ansío leerla.

#aleer

Leer poesía

Ayer fue el día de la poesía, yo casi no había incursionado en este género, pero hace poco he terminado algunos poemarios de dos mujeres contemporáneas y encontré la experiencia muy enriquecedora.

No sé mucho de poemas, la mayoría de las veces los hayo muy retorcidos e inentendibles. Pero estos de Rupi Kaur o de Lang Leav son tan sencillos pero ricos en contenido, tan actuales; que me identifiqué con varios de ellos y me hicieron la experiencia más llenadora.

Leer poemas me pareció muy relajante. A veces una novela, un libro histórico o uno científico se nos llega a hacer tedioso. Es entonces cuándo tener un poemario a la mano es muy práctico. Leer párrafos cortitos llenos de inspiración me ayuda a despejar mi mente después de una semana muy pesada de trabajo. O escucharlos mientras manejo me llena de energía y me saca sonrisas. Con estas dos autoras, me vi identificada, daba gritos de emoción porque por fin alguien sentía lo que sentí en mis veintes, bombardeada de prejuicios sociales en ese paso de joven a adulto. Ciertamente, ambas autoras las recomiendo para mujeres y para que las mamás los lean con sus hijas o se los regalen.

Si me pueden recomendar más poemarios, se los agradezco; también Pablo Neruda me gusta mucho, pero ese es otro blog… Y si leen Lang Leav o a Rupi Kaur, cuéntenme qué les parecen y cuál de sus poemas fue son de sus favoritos, porque se que van a tener muchos que les encantarán.

#aleer

*NOTAS: Yo leí de Rupi Kaur «Milk & Honey» y «El sol y sus flores»; y de Lang Leav «Love Looks Pretty on You»

7 Ventajas de leer libros para niños

La idea me la dio un booktuber y me pareció simpática, además de que quería empezar a inculcarle el hábito de la lectura y el amor a los libros a «mi ella» (mi ahijada).

Leer libros infantiles es HER-MO-SO. Además de que son cortitos, están llenos de dibujos y colores bien lindos, lo que hace que tu cerebro se relaje y cultives tu creatividad. Yo agarré uno y en una tarde me senté en «mi rinconsito de lectura» y me quedé tan maravillada. Repetía en voz alta: «¡Oh es verdad! ¡Todo es tan sencillo! ¡Tan bonito!».

No subestimen su sencillez, por es ahí dónde radica lo esencial. Volví, por unas horas, a ver todo sencillo, simple, sin la complejidad de la vida adulta y me dije: «¡Quiero más de esto! ¡Hagámoslo otra vez». Como cuándo te dan vueltas de avionsito y sientes todos tus órganos desordenarse y volar y esas cosquillas en la panza… eso sentí! Y de ahí; siempre que voy a una librería paro en la sección de libros infantiles y me divierto tanto.

Este mes, en honor al cumpleaños de «mi ella», leí otro libro de niños y entonces supe que este secreto no puede quedar conmigo. Por favor, no importa la edad que tengan, leer libros de niños tiene muchas ventajas:

  • Relajan su mente: si necesitan desestresarse o están tristes, agarren un libro de niños y verán como mejora su sentir, su armonía interna.
  • Alimentan su creatividad: al ver esas ilustraciones y colores, van a querer dibujar o bailar con una música alegre, colorear, redecorar su casa…
  • Aclarar: van a empezar a ver todo más sencillo y tal vez hasta la respuesta a ese problema les llegue, como por arte de magia.
  • Cambiar de aires de lectura: si no tienen cabeza para esa novela histórica o ese libro de finanzas o psicología… agarren un libro infantil.
  • Curar la lectura de sus hijos: qué mejor forma de revisar lo que sus hijos leen y de empezar a guiarlos en la lectura que leer ese libro o ese autor primero.
  • Pasar un rato en familia: leer juntos, empezar un hábito en sus hijos o sobrinos o vecinitos, y mejorar los niveles lectores de TODOS.
  • Recobrar la esperanza en el mundo: porque como dice la Adriana Vieira-Lara (@lectorunner) «El mundo sería mejor si los adultos leyéramos más libros para niños».

#ALEER

21 LECCIONES PARA EL SIGLO XXI

Terminé de leer este libro y me siento ya más informada. Este historiador israelí, te enseña a través de cada lección mucha información digerible de los temas que rondan en la actualidad. Fue publicado en 2018 y es importante leerlo ya, antes de que la realidad nos gane y sea considerado ya no una revelación sino una advertencia más, muy bien anunciada.

A lo largo de cada capítulo se van uniendo como eslabones cada uno de los temas, tocando fibras muy delicadas como: ¿Qué pasará con los trabajos en un mundo dónde la tecnología, biotecnología y la inteligencia artificial están creciendo a velocidad exponencial? ¿Cómo encaminar a los niños en su educación y prepararlos para esos «empleos del futuro»? ¿Será que estamos presenciando el fin de la globalización y el regreso del nacionalismo? ¿Cómo la equidad, el cambio climático y las migraciones se están ahora viviendo en este mundo «liberal», en dónde la «libertad» en realidad está siendo manipulada por el «big data»?

Harari no solo plantea problemas, también da pequeñas guías y/o sugerencias de hacia dónde podríamos encaminarnos. Para empezar… leer este libro y darnos cuenta de nuestra realidad y dejar de vivir cegados. Luego entonces, TOMAR ACCIÓN… no servirá de nada haber leído sin tomar una sencilla acción a nuestro alcance, como: guiar a nuestros niños, reciclar en casa, consumir menos o simplemente meditar unos minutos al día.

Los últimos tres capítulos me encantaron aún más: Educación, Significado y Meditación. La importancia de adaptar la educación de nuestros niños, a una realidad y un futuro diferente al nuestro. La constante que durante el paso del tiempo siempre está como una sombra en nuestras mentes: buscar «el significado de la vida», de nuestras vidas. Y finalmente, adentrarnos en nosotros mismos con la meditación; que implica no solo darnos cuenta de nuestra respiración y sentir cada parte de nuetsro cuerpo, interno y externo; sino al mismo tiempo es un acto de valentía y fé en nosotros mismos.

Para mi, fue un final reconfortante y necesario en una lectura de un mundo actual tan acelerado. #aleer